HASTA PRONTO AMIGO (29-12-11)
Príncipe, te echo de menos, has sido “nuestro abuelito”, ese abuelo que parece formar parte del mobiliario de la casa, que descansa plácidamente en un rinconcito, que se mueve con lentitud pero al cual todos respetan. Ese anciano que resulta difícil imaginar en su juventud, que da la sensación de que siempre fue mayor y sabio, que parece que nunca vaya a marcharse. Así eras tú. Finalmente te has ido, la vida es así y tú lo sabías.
Me quedo con la tranquilidad de que te dimos todo lo que pudimos, fuiste feliz en tus últimos años a pesar de tu dantesco pasado. Pero tu ausencia duele, duele mucho. ¿Quién dijo que el alma no duele? Sientes una presión en el pecho y un vacío enorme, un hueco que nada ni nadie puede llenar, donde parece que penetra un aire que corta la respiración.
Da igual cuantos años compartas con un animal, no importa si era guapo o feo, es indiferente cuantas veces pases por esto, una no se acostumbra a ello. Cada uno dejáis un vacio en mi corazón, cada uno tenéis un “algo” especial, sois irremplazables.
Ahora sé que estarás féliz, siendo libre y corriendo sano. Estarás ya con todos los amigos que se marcharon antes. Negra, Txiki, Flapy, Yorshy, Tippy, Alai, Pon y ahora tú… Sólo espero reunirme con todos vosotros algún día.
Gracias amigo, gracias por darme momentos inolvidables, gracias por quererme y dejarte querer.
Te mando mil besos allí donde estés.
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